Generación distribuida como factor democratizador del mercado energético

Fuente: https://www.cyclesystem.org/?p=2249

En las últimas décadas, las diferentes innovaciones tecnológicas, el incremento de los costos de transporte y distribución de la generación centralizada, la liberalización del mercado y la preocupación por la importancia de utilizar recursos renovables, han dado como resultado un interés por parte de la comunidad científica y de los tomadores de decisiones en los países por la generación distribuida (GD). Colombia no ha sido la excepción, y en los últimos años la GD ha obtenido notoriedad y mayor importancia en el mercado eléctrico colombiano. En esta entrada de nuestro blog queremos profundizar acerca de GD, los principales problemas, retos y oportunidades que existen para su implementación.

Acerca de la generación distribuida (GD)

La GD se puede definir como: “el proceso de producción (o generación) y distribución de energía eléctrica a pequeña o mediana escala (desde los cientos de kW hasta los 10 MW), con una cercanía a los centros finales de consumo y con posibilidad de interactuar con las redes de interconexión eléctrica” (Mantilla, 2008).

La GD tiene numerosas ventajas, pero tal vez las más trascendentales son la autosuficiencia energética y la venta de energía a la red como lo haría cualquier otro generador o empresa de gran magnitud. Un ejemplo de la GD son los más de 1088 autogeneradores a pequeña escala (AGPE) registrados a octubre de 2020 en Colombia, que están produciendo su propia energía y vendiendo los excedentes a la red, esto debido a que, en ciertas ocasiones, la generación puede exceder la demanda, ante lo cual se vende el excedente a la empresa comercializadora. Este tipo de usuarios se conocen como los prosumidores, y cada vez cobran más relevancia y se contempla que en el futuro próximo se conviertan en un actor indispensable del mercado eléctrico.

Procesos institucionales alrededor de la generación distribuida.

El Gobierno ha diseñado mecanismos institucionales y ha expedido normas y resoluciones que no abordan profundamente la GD y las microrredes. Algunos ejemplos regulatorios que denotan esta situación son los decretos CREG 030 de 2018 y CREG 019 de 2019, que no ofrecen soluciones profundas para la implementación de las microrredes en el país, tan solo hace un intento superficial, pero no marcan una hoja de ruta para el futuro de la GD. Esto en parte porque en el Estado colombiano aún no hay una definición conceptual clara de que es la GD y que son las microrredes.

Problemáticas y retos.

Según algunas observaciones por parte del Ministerio de Minas y Energía, resaltan que, en el país, en los últimos años se ha comenzado a masificar la radicación de proyectos asociados a la GD, pero el trámite institucional que se les da ralentiza los procesos y no generan beneficios en el corto plazo. Esta ralentización en la implementación de proyectos son producto de ciertos factores y problemas estructurales como:

  • Ausencia de una política pública enfocada alrededor de la GD y de las microrredes.
  • Poco interés institucional para que los pequeños actores hagan parte del mercado eléctrico, lo que conlleva a un acaparamiento del mercado por parte de las grandes compañías.
  • No se crean los incentivos necesarios para una democratización del mercado que no excluya a los pequeños actores, que está asociado a que no haya una voluntad política para poner en cintura a los generadores, que al estar integrados verticalmente con la distribución y la comercialización terminan haciendo lo que quieren.
  • Poco financiamiento a proyectos en regiones que se ve reflejado en la ausencia de una visión a largo plazo de inversión estatal descentralizada alrededor del sector energético.
  • Trabas que ponen los operadores de red (que son los mismos comercializadores) porque no comprenden como “fomentar la GD” sea un buen negocio para ellos, pese a que la CREG los obligo a montar plataformas para que los usuarios interesados puedan adelantar el trámite para conectarse a la red, muchos no tienen la plataforma activa o funcional, o simplemente nunca responden, lo que se conoce como “silencios administrativos”.
  • Red obsoleta que no es bidireccional. Esto implica que para tener GD y vender excedentes, el gobierno debe desarrollar una red paralela a la obsoleta con el fin de enviar, recibir y distribuir energía a usuarios que compren energías limpias. Lo cual puede representar una inversión económica alta.

Alrededor de estos retos, es importante mencionar un tema coyuntural que puede ser determinante para el futuro alrededor de la GD. En las próximas semanas, en el Congreso de la República se comenzará a debatir la Ley 365 de 2020, que gira en torno a la transición energética, la reactivación económica y el fortalecimiento de los servicios públicos de energía eléctrica y gas combustible.

El trámite de esta Ley es indispensable para la GD porque las grandes empresas están intentando limitarla buscando que el país imponga una generación renovable centralizada (GC), en detrimento de la generación renovable distribuida. Históricamente, en Colombia, estos nuevos mercados nacientes caen en manos de oligopolios económicos tradicionales que intentan acaparar el mercado excluyendo a los pequeños y medianos actores. El mercado de la GD no ha sido ajeno a estas dinámicas históricas, y actualmente estamos en un punto álgido en donde actores emergentes luchan por la democratización del mercado de la energía. Si estas grandes compañías con un gran poder de “lobby” logran acaparar el mercado, los beneficios como la creación de oportunidades laborales, la generación de conocimiento o la apropiación de la GD por parte de las comunidades, tendrán grandes limitaciones.

Oportunidades.

En primera medida, con la GD hay una mayor generación de empleos que son constantes y formales en el tiempo, esto debido a que se capacita un número importante de personas en la parte técnica y en el modelo de negocio para la operación del sistema a largo plazo. Lo anterior se puede contrastar con la GC, que solo genera empleo cuando se desarrolla el proyecto de instalación, por ejemplo, de un parque solar o eólico, que cuando termina la instalación los empleos desaparecen.

En materia financiera, las regiones no reciben regalías por la utilización de sus territorios con la instalación de un parque solar. Con la GD los beneficios financieros a largo plazo son mayores y una mayor proporción de personas obtiene réditos porque en el mercado hay una mayor participación de pequeñas y medianas empresas locales en el desarrollo de los proyectos, por el contrario, la generación centralizada deja el negocio en mano de empresas extranjeras multinacionales de gran capital de aporte.

En materia ambiental, la GD es mucho más amigable con el medio ambiente y tiene una mayor sostenibilidad en el largo plazo. En esencia porque con los proyectos de GD hay una reducción significativa de emisiones de dióxido de carbono, que representa más del 80% de partículas aceleradoras del cambio climático, esto debido a que se estimula el consumo local de la energía generada, por ende, las perdidas en transmisión y distribución de energía son menores.

Finalmente, en el ámbito social, con la GD hay mayores oportunidades educativas creando un eje pedagógico en las regiones alrededor de las energías renovables y de los nuevos modelos de negocio que pueden surgir con la implementación de mercados locales de la energía. Esto sin duda se refleja en un empoderamiento de las comunidades que construyen apropiación de sus recursos porque dimensionan la importancia que representan para sus vidas tener este tipo de tecnologías y de procesos.